Individualismo vs colectivismo en la organización

En el paradigma de la cultura de trabajo y estructuras organizacionales podemos ver dos enfoques claros: uno que se centra en el individuo y otro que se centra en la organización como comunidad. Cómo trabajan hacia sus objetivos, cuales son sus metas, qué prioridades tienen. Todo esto es determinado según si su enfoque es colectivo o individualista. 

Si tu empresa se encuentra en el occidente, lo más probable es que tengan un enfoque individualista, donde el colaborador trabaja para la empresa pero su prioridad son sus metas individuales. Mientras que en países como Japón, Corea del Sur o China, es muy común ver un enfoque colectivo. Esto se debe en parte a que las culturas asiáticas giran mucho en torno a la comunidad, mientras que en países como México o Estados Unidos, se premia el individualismo. 

Aunque la sociedad juega un papel importante en el enfoque que se tiene en la cultura de trabajo, también puede ser reforzado por la estructura laboral y las prácticas empresariales. Así que sí hay posibilidad de reestructurar este enfoque si así lo desea la organización. Pero, entre un enfoque individualista y uno colectivo, ¿cuál es el mejor? 

Cómo identificar a la cultura individualista

Cuando una organización se rige por un enfoque individualista, podremos observar un liderazgo que considera que se puede alcanzar el éxito si se cultivan las habilidades únicas de cada colaborador. Valora las contribuciones creativas que cada persona pueda tener en el ambiente laboral. 

Con un enfoque como este, desde el momento de la contratación se buscan cualidades como la independencia o el ser diferente. Una persona que aplica para un trabajo puede ser contratada porque resalta entre el resto de los aplicantes. 

En estos ambientes de trabajo, se promueve que propongan ideas, expresen sus opiniones y en general, se le da valor a lo que una persona pueda aportar a la empresa. 

Cómo identificar a la cultura colectiva

Este enfoque organizacional se centra en los intereses de la compañía sobre los intereses individuales. Dentro de estos ambientes, hay estructuras sociales muy marcadas y se espera que las personas se adhieran a estas, respentándolas e incluso poniéndalos por encima de sus propias necesidades. Un colaborador dentro de un equipo de trabajo, tendrá que pensar en los intereses de sus compañeros también. 

Algunas características muy valoradas en estos ambientes son la aceptación y el sentido de pertenencia. Expresar ideas propias y puntos de vista distintos al grupo es muy desalentado, ya que se espera que los colaboradores adopten los valores y objetivos de la empresa. 

Ventajas y desventajas de cada enfoque

En una cultura organizacional individualista, las necesidades de cada colaborador tienen mucho peso. Esto puede ser muy beneficioso para cada individuo pero desde una perspectiva colectiva, puede representar obstáculos para la organización y sus objetivos. Visto desde un punto individualista, el enfoque colectivo tiende a dejar de lado las necesidades de las personas, descuidando su bienestar. 

Otra desventaja del enfoque individualista, es que al dar atención a los colaboradores como individuos, existe la posibilidad de que la atención se centre en unos cuantos, dejando de lado al resto. Esto puede generar desmotivación para los trabajadores e incluso aumentar excesivamente la competitividad, creando ambientes de trabajo muy estresantes que llevan al burnout laboral. 

La toma de decisiones en una cultura colectiva se llevará a cabo de forma grupal, mientras que en una cultura individualista es muy común que se promueva que cada individuo sea capaz de tomar decisiones por sí solo. 

¿Qué es lo mejor para tu empresa?

La cultura interna de una empresa puede dictar el curso de toda la organización ya que tiene un impacto muy fuerte en el desempeño de los colaboradores, por lo tanto en su productividad y esta en los objetivos finales de la empresa. Elegir el enfoque correcto en cuanto a la cultura organizacional puede ser lo que determine si tu empresa alcanza sus metas o no.

También hay que considerar que según el tipo de empresa, uno puede ser más conveniente que otro. Incluso se puede cambiar de enfoque según el área o departamento de la empresa. Por ejemplo, el área de tecnología e innovación puede necesitar que los colaboradores expresen ideas individuales y que exploten sus habilidades únicas. Mientras que el área de ventas, quizás necesite trabajo en equipo y requiera dejar a un lado las necesidades individuales al momento de cerrar ventas específicas. 

Lo cierto es que no hay un enfoque que sea el adecuado. Ambos tienen ventajas y desventajas que pueden ayudar o no a tu empresa. Quizás lo mejor sería crear un modelo híbrido en donde se busque un punto de equilibrio entre los intereses empresariales y los intereses de cada colaborador. Y para lograr esto, necesitas conocer a tu empresa y a tus colaboradores, para así saber qué es lo mejor para tus objetivos y los de tu equipo. 

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